viernes, 19 de abril de 2013

¿Se está muriendo el papel?

La misma pregunta de siempre. Si cuando decimos "papel" nos referimos al periodismo impreso, parece que estamos en un cambio de modelo. Como ya se ha comentado muchas veces, el problema real del periodismo es que está inmerso en dos crisis gigantes, a cuál peor. La primera es la económica, que no solo está presente en el periodismo, sino en todos los ámbitos. La segunda es la bofetada del mundo virtual unida al auge del "todo gratis".

Existe un documental llamado Page One que refleja la situación del periodismo a través del caso particular del The New York Times. En él apuntan que "no tenemos una visión clara de la enormidad de la situación" y añaden: "en una sociedad abierta a la información es importante, vital para que la gente tome decisiones". Es por ello que sabemos que el periodismo en sí no va a morir, lo que sí que quizás cambia es el modelo o el formato. Renovarse o morir. Esta reflexión, lejos de ser dramática quiere ser optimista. Esta es una gran oportunidad para las nuevas generaciones. Como dicen en Page One, "es la conclusión de dos mundos, y este mundo parece que romperá con todo. Un mundo cerrado y antiguo de la experiencia y la clasificación de la información y la privacidad y ese nuevo mundo que quiere desvelarlo todo”.

Evidentemente nadie tiene una bola de cristal para ver exactamente qué pasará en el futuro, qué pasará con el papel, qué pasará con los medios digitales. Pero sí que podemos intuir qué no pasará por lo que se vive día a día. Lo que no pasará es que la gente, cada vez más, exige inmediatez, exige pluralidad y exige comodidad. Todo ello lo ofrecen los medios digitales, y no lo ofrecen ni tan rápido, ni tan plural ni tan cómodamente los medios tradicionales; serían insostenibles. ¿Puede competir la inmediatez de la aplicación de un periódico en el móvil con su versión en papel? Dejando a parte la calidad de la información en un medio y en otro, ahora lo hacen porque los ciudadanos se ciñen a su rutina, la bonita tradición de leer los periódicos en papel, como toda la vida. La realidad es que cuando una noticia sale en los periódicos ya no es noticia porque ya ha aparecido anteriormente, el ciudadano solo amplía la información que ya tenía. Esto es ya de por sí un cambio sustancial. Los medios tradicionales son ahora víctimas de su propia competencia, pero no hay otra forma de sobrevivir, hasta que el segundo se coma el terreno del primero. ¿Podemos imaginar un gran periódico sin versión digital? Ahora ya no.

Internet, y las nuevas tecnologías en general, tienen una ventaja absoluta sobre los medios tradicionales: su alcance global. Esto va estrechamente ligado con el ahorro económico. ¿Cuanto le costaría a el Periódico enviar todos los ejemplares que se leen en Shangai a través de Internet comparado con lo que realmente le cuesta que se lean por Internet? No hay punto de comparación, no hace falta ni planteárselo. Lo que hace falta es mantener la misma calidad que ofrecen los medios tradicional en los medios digitales.

Para concluir el tema, los futuros periodistas debemos asumir un papel en este asunto, pero, sobretodo, debemos evitar que se produzca lo que ya está ocurriendo: que se pierda el papel del periodista y que se convierta en algo que todo ciudadano puede hacer. Sólo de este modo el periodismo morirá y pasaremos de la edad de la información a la edad de la desinformación. Muchas voces a la vez diciendo cosas contrapuestas no dicen nada. Los ciudadanos tenemos el derecho de ser informados, y los periodistas el deber de informar.


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